Es una receta muy sencilla, pero que obtiene un gran partido del aroma de la trufa.

Se cuece la pasta (mejor si es fresca) en una cazuela con agua y sal al gusto de cada uno.

Mientras cuece, se prepara en un cuenco grande la salsa batiendo la yema de los huevos previamente trufados (1 por persona), nata líquida y el parmesano rallado (unos 25 gr. por persona). Se le añade sal y también se puede añadir pimienta negra molida.

Cuando la paste termine de cocer se retira el agua de la cazuela y se vierte en ella la salsa que habíamos preparado en el cuenco, bajando la temperatura del fuego al mínimo (lo justo para que no se enfríe).

Sobre la cazuela caliente, rallamos la trufa (unos 6 gramos por persona) y removemos para que se reparta bien. Servimos inmediatamente.